La historia de Norha Mendieta, una fonoaudióloga que después de
jubilarse se dedicó al universo de las letras. No espera fama, solo seguir
haciendo lo que la apasiona.
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Foto de Hernán Vanegas |
Por Laura Villamil Barrera
laurav@gente.com.co
LA MOTA
Gente Belén. Mayo 9 al 15 de 2014
Lo único que Norha Mendieta
sabía sobre literatura era leerla. Y por eso su primera novela fue resultado
del instinto. El universo de las editoriales, el diseño de las publicaciones,
la corrección del estilo de la escritura, los requisitos para la impresión de
un libro, además de los aspectos más importantes para su nuevo oficio, como la
construcción de los personajes dentro de una historia, se le escapaban del
conocimiento.
Había ejercido como fonoaudióloga
durante 36 años en la Fundación Pro-Débiles Auditivos, 28 de ellos como
directora Académica, y había sido docente de la Universidad de Antioquia por
más de 20 años. Razones suficientes para ignorar por completo las dinámicas del
campo de las letras.
Sin embargo, la inquietud por la
escritura empezó a definirle un trayecto distinto al que había conocido en su
vida, justo tres años antes de la jubilación. “Un día me encontré con un amigo
que me recomendó entrar a un curso. No aprendí mucho pero me impulsó a escribir
una novela, basada en un sueño que empecé a tener 20 años después de volver de
Montevideo (Uruguay), donde estuve un año haciendo mi especialización”, afirma.
El sueño, bastante frecuente y por
momentos tormentoso, sucedía en el Palacio Legislativo de Montevideo. Norha
luchaba con los guardias de seguridad para entrar, con un propósito
desconocido, pero estos le prohibían el acceso. “Yo me desesperaba, peleaba, me
angustiaba mucho porque debía entrar y luego de eso tenía que llegar al
aeropuerto. Me despertaba muy alterada y no entendía por qué se repetía”,
recuerda.
Entonces, entre el curso y el sueño,
empezó a hilar una historia que se daba en el contexto de la dictadura uruguaya
(1973-1985); episodio del que fue una testigo pasiva en el año de su
residencia. “No era una persona muy política, estaba concentrada en mis
estudios. Viví muchas cosas que me pasaron sin darme cuenta. Cuando empecé a
indagar sobre el tema, me regalé un viaje a Montevideo de jubilación y estuve
seis meses allá investigando”.
Como toda una novelista, estuvo una
larga temporada en función de recolectar la información necesaria para escribir
lo que quería. Viajaba de un lado para otro en búsqueda de testimonios, gastaba
muchos de sus días al interior de la biblioteca del mismo Palacio Legislativo
que aparecía en sus sueños, repasaba relatos hasta el cansancio…orrios 11
A su regreso, no hizo más que
escribir, pasaba los días con sus noches en un contacto pleno con el teclado, y
al mismo tiempo, desconocía si ese ejercicio daría buenos resultados. “Cuando
lo terminé, una amiga me contactó con una correctora de estilo que me dijo que
lo que había hecho no servía para nada. Sentí una decepción muy grande por todo
lo que me había dedicado. Cuando recibí de vuelta el manuscrito decidí reescribirlo
con las recomendaciones que me había alcanzado a hacer”.
Su esposo le pidió olvidarse de sus
tareas hogareñas para reemplazarlas por horas de escritura. Dice que fue tanta
su angustia, que en 10 días logró terminarla, para luego decidir que no quería
más ayuda con correcciones, porque si algo significaba su novela, era la
tranquilidad de hacer algo que la apasionaba sin esperar reconocimiento.
Después, vinieron las diligencias para
lograr la impresión de los ejemplares (con sus ahorros para este propósito), y
lo más importante, para hacer el lanzamiento de la novela. “Me fui con mi
esposo para Montevideo con el fin de hacer el lanzamiento. Él es de allá y por
eso nuestra familia y amigos estaban a la expectativa; los ejemplares eran para
ellos. Tras muchas vueltas para lograr el aval de la embajada de Colombia, que
era un requisito para que me prestaran un salón en el Palacio Legislativo, hice
el lanzamiento de “El ayer que permanece” ante mis amigos el día de mi
cumpleaños número 60. Ese fue mi regalo”
EN CONTEXTO
Después de hacer el lanzamiento de su novela “El ayer que
permanece”, Norha Mendieta no ha dejado de escribir. De esta manera, logró una
nueva novela basada en la Operación Chavín de Huántar en Perú, un procedimiento
que implicó la liberación de cientos de diplomáticos y empresarios secuestrados
por un grupo guerrillero al interior de la residencia del embajador del Japón
en Perú. Para investigar sobre este hecho, la escritora vivió seis meses en
Lima, y ahora está a la espera de la respuesta de una editorial para su
publicación. Además, en este momento está escribiendo una historia sobre todo
lo que vivió en el proceso de elaboración de su primera novela.
LA ESCRITORA ASEGURA
QUE...
-Pasa todas las mañanas escribiendo en el Parque Biblioteca de
Belén.
-La escritura es una actividad que disfruta. No la hace en busca
del reconocimiento.
- La perseverancia le ha dejado historias que se deleita contando.
-Para leer un poco de lo que escribe, visite
elblogdenorhamendieta.blogspot.com.
-
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